MI
En
los montes, en los valles, exaltamos al que es digno de alabanza. En las costas de los mares levantamos un
sonido de esperanza. Aclamamos,
aclamamos, hacemos oír la voz de su alabanza.
Con
las manos en lo alto exaltamos al que reina
para
siempre.
Subamos
a adorar en el Monte de Sion,
es
el gozo de toda nación, donde la tristeza es gozo, el llanto es alegría,
subamos a adorar al gran Rey.
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